El mundo de los trasplantes ha vivido uno de sus mayores avances en Zúrich, Suiza. Un hígado sólo puede ser trasplantado si ha pasado menos de 12 horas fuera del cuerpo, pero esta regla se ha roto gracias a una máquina creada en Zúrich que ha logrado que el hígado sea útil luego de 3 días en el exterior.

La brecha entre el número de hígados requeridos y de los que se tienen disponibles es cada vez mayor. El tiempo limitado que puede estar el hígado fuera del cuerpo (12 horas) es una gran traba para lograr un mayor número de trasplantes exitosos.

Este problema que afecta a la comunidad médica puede haber encontrado una solución gracias a una máquina creada y desarrollada por los ingenieros de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETH) que permite monitorizar y controlar numerosos parámetros de funcionalidad y ampliar la vida de los órganos candidatos para trasplante.

La máquina busca simular la temperatura corporal para así evitar el deterioro del hígado. Se mantiene al órgano entre 34 a 37 grados y mantiene sus funciones metabólicas activas hasta el momento del trasplante. Para ello es necesario usar sangre humana que hace la perfusión aún más fisiológica, o parecida a como ocurre in vivo.

El futuro está cerca

Si bien el trasplante se logra llevar con relativo éxito, la funciones tomaron un poco más tiempo en volver a la normalidad y hubo una lesión mínima en los vasos sanguíneos. Para Lucía Bautista Borrego, jefa de la investigación del Hospital Universitario de Zúrich, la máquina aún requiere de más ensayos y pruebas clínicas para “pensar en su uso habitual”, pero que abre una ventana para “aumentar el número de órganos trasplantables, así como reducir las listas de espera y, sobre todo, salvar muchas vidas”.

Otra ventaja de la perfusión ex situ radica en que se pueden usar fármacos a dosis más elevadas, al no producir efectos secundarios en otros órganos, por ejemplo, en casos de multi infección. Bautista hace hincapié en que las opciones terapéuticas “son infinitas, cada patología específica, en teoría, podría ser tratada ex situ con un tratamiento especializado para cada órgano perfundido”.

El uso en más órganos

En este primer trasplante, el hígado se mantuvo fuera del cuerpo tres días, por la necesidad del paciente de restablecer su funcionalidad de manera que pueda recibir el órgano de la mejor manera, pero en ensayos de laboratorio el equipo ha podido perfundir órganos hasta doce días.

La investigadora española agrega que cualquier órgano que se perfunde por varias horas es susceptible de poder hacerlo durante períodos más largos y volverse candidato para trasplante: el corazón, el riñón o el pulmón. Esta técnica ha de estar adecuada a las necesidades de cada órgano, “que de esta forma pueden ser rescatados para el trasplante y salvar muchas vidas más”.

Para que esta tecnología esté completamente integrada en la práctica clínica del día a día son necesarios “ensayos clínicos que demuestren su seguridad usando órganos no descartados, aquellos que sí se pueden trasplantar”. Esto necesita “unos años en poder ser posible, pero estamos en ello”, afirma.