El ultrasonido enfocado es un procedimiento que busca administrar medicamentos directamente al cerebro superando un obstáculo importante: la barrera hematoencefálica, una fina capa protectora de células que recubren los diminutos vasos sanguíneos que protegen este órgano manteniendo fuera a los virus, pero también las sustancias potencialmente útiles como los medicamentos. Así lo explica un artículo publicado por National Geographic.
Debido a que el cerebro es extraordinariamente frágil y cualquier daño es irreversible, los cirujanos quieren implementar este método que servirá para combatir una variedad de condiciones imposibles o difíciles de curar, desde el cáncer de cerebro hasta el Alzheimer, el Parkinson y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
El medio, menciona que el ultrasonido enfocado no es invasivo y eso lo hace muy atractivo. Diversos equipos de todo el mundo han demostrado ahora que abrir la barrera hematoencefálica con ultrasonido es seguro y factible, por lo que el próximo obstáculo es demostrar los beneficios médicos.
Es importante considerar que el ultrasonido enfocado no es una idea nueva, pues se ha utilizado como tratamiento médico desde la década de 1950. Desde hace 15 años, los médicos lo utilizan para destruir los fibromas uterinos y el cáncer de próstata.
Actualmente, el procedimiento se aplica a más de 160 enfermedades y afecciones en diversas etapas de investigación y comercialización. Sin embargo, aún no se utiliza en la apertura de la barrera hematoencefálica, según National Geographic.
¿Cómo funciona el ultrasonido enfocado?
En su artículo “Focused Ultrasound Opening Brain to Impossible Treatments”, Richard J. Price, PhD, investigador de la Facultad de Medicina y la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Virginia (UVA), explica que este método enfoca las ondas sonoras dentro del cerebro de la misma manera que una lupa enfoca la luz, permitiendo a los médicos manipular el tejido sin cortar el cráneo. A la par, la imagen por resonancia magnética (MRI) les permite ver lo que sucede dentro del cerebro en tiempo real.

“Con la IRM, podemos observar el objetivo, ya sea un tumor cerebral o tal vez una parte del cerebro en la que queremos realizar una terapia génica, seleccionarlo y hacer un plan de tratamiento para abrir la barrera hematoencefálica allí. El otro 95% del cerebro ni siquiera lo tocamos. Luego, cuando aplicamos el ultrasonido focalizado, se abre la barrera allí durante unas horas, lo que nos permite transmitir la terapia génica y luego se cierra de forma natural”, dijo Price en el artículo.