i bien la sexualidad humana es similar entre hombres y mujeres, existen diferencias que debemos revisar durante los cambios fisioló gicos propios de la vejez. En el hombre, el deseo sexual no disminuye a menos que presente sintomatologías de enfermedades o me dicamentos contra estas que produzcan una reducción del deseo. La diabetes es la primera causa fisiológica de disfunción eréctil, considerando que en la tercera edad esta se presenta con mayor frecuencia.

La erección no desaparece y en la actualidad, no es válido considerar que por la edad se padezca de dis función eréctil; sin embargo, esta si se hace presente a mayor edad. Dicho esto, una erección en esta etapa es más lenta, requiere de mayor estimulación, no es au tomática y, luego del orgasmo, ingresa a un periodo de recuperación más prolongado.

En cuanto a la eyacula ción, en algunos casos disminuye, en cantidad y espe sor y en otros, puede suceder la eyaculación retrogra da: se logra el orgasmo pero no hay eyaculación, esta se elimina en la orina. Por el lado de la mujer , luego de los 60 años y con el paso de la menopausia, el deseo sexual no baja per se, su cede por los síntomas asociados a la menopausia como los bochornos, la soledad de calor, la resequedad de la vagina la disminución de los estrógenos. En cuanto al orgasmo, la mujer encuentra una ventaja en relación al hombre, esta no pierde la posibilidad de sentirlo y si la persona ha sido multiorgásmica, sigue existiendo la posibilidad de experimentarla.

Hay que incluir a esto, factores emocionales como la de presión, la soledad, los trastornos del sueño que pue den dar origen a otros síntomas como el aislamiento, el síndrome del nido vacío que hace referencia a cuando los hijos se van, una mala relación en pareja que puede derivar en una separación; todos estos problemas psi cosociales junto con los biológicos son los que conducen a la pérdida del apetito sexual. Hay que dejar de lados los mitos como considerar que los ancianos son personas asexuadas que no tienen de seos, necesidades o sentimientos y hasta cuestionar la posibilidad de enamorarse. Esto sucede más en las mu jeres debido a la cultura machista en la que vivimos en Latinoamerica.

La atención farmacológica o psicológica recae en el buen análisis realizado por los especialistas, por lo que conocer el trasfondo es importante para un diagnósti co. Como médicos el reto es grande y a medida en que nos concienticemos de que la sexualidad es parte in tegral de la vejez, obtendremos una mirada diferente sobre todas las personas mayores.