En tiempos de crisis como la pandemia, muchas empresas, incluidas las clínicas de salud ocupacional, han tenido que adaptarse rápidamente a las nuevas circunstancias para seguir operando y brindando servicios a sus clientes. Muchas de ellas han logrado crecer aceleradamente y han aprendido nuevas formas de hacer negocios. Sin embargo, la búsqueda de crecimiento continuo puede llevar a la necesidad de realizar una reorganización administrativa, financiera, comercial y de marketing, lo cual puede tener consecuencias críticas si no se hace con precaución.
«El principal riesgo de una reorganización es que puede generar incertidumbre y estrés entre los empleados, especialmente si se trata de una clínica que ha crecido aceleradamente en los últimos años. Los cambios pueden afectar la estabilidad laboral de los trabajadores, su posición en la empresa, sus relaciones interpersonales y, en última instancia, su motivación y compromiso con la organización. Esto puede generar una baja en la productividad y la calidad del servicio, así como un aumento en la rotación de personal».
Otro riesgo es que una reorganización puede llevar a una pérdida de conocimiento y experiencia. Los trabajadores que han estado en la empresa durante un largo tiempo tienen una comprensión profunda de las operaciones y las relaciones con los clientes. Si estos trabajadores son desplazados o se les cambian sus responsabilidades, la empresa puede perder conocimientos valiosos y relaciones clave con los clientes.
Además, una reorganización puede ser costosa en términos de tiempo y recursos. Si la empresa no tiene un plan claro y bien definido para la reorganización, puede perder tiempo y dinero en el proceso. También puede haber costos asociados con la contratación de un especialista en gestión de servicios médicos de salud, lo cual puede ser una inversión importante y no siempre garantiza resultados positivos.

Por último, una reorganización puede generar una desconexión entre la empresa y sus clientes. Si se realizan cambios drásticos en la estructura o el servicio, los clientes pueden sentirse confundidos o alienados. Esto puede llevar a una disminución en la satisfacción del cliente y, en última instancia, a una disminución en los ingresos.
Como conclusión, aunque una reorganización puede ser necesaria para mantener el crecimiento de una clínica de salud ocupacional, es importante realizarla con precaución y cuidado. La empresa debe tener un plan claro y bien definido, comunicar claramente los cambios a los empleados y clientes, y estar preparada para enfrentar los riesgos asociados con el proceso. En última instancia, el éxito de una reorganización dependerá de la habilidad de la empresa para adaptarse y mantenerse enfocada en su objetivo principal: brindar servicios de salud ocupacional de calidad a sus clientes.
Melina Salazar | Especialista en Ingeniería Clínica | Gestión
www.melinanoeliasalazar.com