Si entrecierras los ojos para poder ver algo que está a una distancia prudente, entonces eres corto de vista. Independientemente de si tienes miopía o astigmatismo, lo que se puede afirmar es que necesitarás de la ayuda de un médico oftalmólogo para llevar un tratamiento o, en el mejor de los casos, una solución a este problema.
Una persona que no ha identificado su problema de miopía a tiempo (en la infancia) es muy propensa a que se le desprenda la retina o sufra de una degeneración retiniana con el pasar de los años. Después de ello es muy probable que requiera una intervención quirúrgica o un procedimiento con láser en sus ojos para retraer el avance de la miopía que en algunos casos viene con el astigmatismo que es cuando se distorsiona las imágenes cercanas al órgano visual.
¿Qué es la miopía?
Es un problema visual que ocasiona que veamos bien de cerca, pero no tanto o simplemente nada de lejos. Hasta hace algunos años se relacionaba el origen de este mal a una herencia genética de los padres generalmente, pues se asumía que, si el padre era corto de vista, el hijo también lo sería. Sin embargo, la aparición de dispositivos electrónicos y su participación casi inevitable en la vida de las personas se ha posicionado como la principal causa de este mal.
Ser corto de vista
Este deterioro visual puede influir de manera negativa en la vida social y educativa de las personas, pero, sobre todo de un infante. Pues si no es detectada a temprana edad, el problema se complica con el devenir de los años. Sin embargo, esto se acrecentó con las clases en plataformas virtuales que obligan al alumno de cualquier nivel estar por tiempos prolongados frente a una pantalla. En el caso de adultos y algunos jóvenes estuvieron sometidos a el trabajo remoto que los condiciona a estar en la misma situación que los infantes.
También se sumó el estrés y la ansiedad que se acrecentó en las personas por la pandemia del COVID-19, pues las personas estaban confinadas en sus casas que en algunos casos era un simple cuarto pequeño.
La oftalmóloga Karin Arellano recomienda que las personas limiten el tiempo que le dedican a las pantallas de los dispositivos electrónicos. Parpadear frecuentemente para evitar resequedad en los ojos. Y estar atento a los menores, ya que muchos de ellos podrán leer tranquilamente un libro, pero no ver lo que está escrito en la pizarra de su salón de clases.