La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica caracterizada por la proliferación exagerada de queratinocitos en respuesta a la activación del sistema inmune por medio de linfocitos T en regiones cutáneas focales. Esta afección ha sido relacionada con enfermedades sistémicas como la artritis, la enfermedad intestinal inflamatoria y el síndrome metabólico.

Existen ocho locus susceptibles a la psoriasis identificados en el genoma humano (PSORS), localizados en 15 diferentes cromosomas. El más frecuente es el PSOR-I situado en el complejo mayor de histocompatibilidad, el brazo corto del cromosoma 6, el cual contiene genes que codifican las proteínas encargadas de la respuesta inmune y que están fuertemente asociadas con los genes del antígeno del linfocito humano (HIA Cw-6).

Hoy se considera a la hiperplasia epidérmica como una reacción a la activación del sistema inmune en la piel, la cual es mediada por los linfocitos T. Hallamos linfocitos T CD4 en la dermis y linfocitos T CD8 en la epidermis. La diferenciación de ambos tipos celulares está fuertemente polarizada en la vía TH tipo 1.

Entre los factores desencadenantes de esa enfermedad tenemos:

  • Medicamentos como los betabloqueadores, litio, antimaláricos, AINES, IECAS, tetraciclinas, corticoides, entre otros. 
  • Infecciones como las estreptocócicas del grupo A activan un superantígeno que activa las células T generando la psoriasis guttata. 
  • Otros factores: estrés, medio ambiente, reacciones de hipersensibilidad a medicamentos, trauma químico o biológico asociado, ingestión de alcohol y con sumo de cigarrillo.

Clínicamente, la psoriasis tiene diferentes patrones de presentación. La más común es la psoriasis vulgar representando el 90 % de casos— y se manifiesta con placas eritematosas bien delimitadas y de distribución simétrica en el cuero cabelludo, codos, ombligo, región sacra y rodillas.

Para un tratamiento tópico se recomiendan la emoliencia, los corticoides, los análogos de la vitamina D3 (calcipotriol); los retinoides tópicos (tazaroteno); los queratolíticos, fungicida y fotoprotectora; y el alquitrán.

En el tratamiento sistémico se hace uso del, el acitretin, la ciclosporina, la fototerapia y fotoquimioterapia y la terapia biológica. 

 

Dra. María Dolores Orrego puyo
Dermatóloga por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Clínica San Pablo
Directora de la cátedra de Dermatología en la Universidad de San Martín de Porres

Dra. Dennisse Arroyo De LOS santos
Dermatóloga
Magister en Medicina Estética por la Universidad de Córdoba de España
Directora del Departamento de Medicina Estética y Antiaging de Clínicas Arroyo