En diversas zonas de Europa, las olas de calor se están haciendo cada vez más frecuentes, más intensas y duraderas, debido al cambio climático ocasionado por el hombre.
En el continente son cada vez más frecuentes las alertas por temperaturas récords, los incendios forestales, las grietas en los picos alpinos y los derretimientos en el Mont Blac, la montaña más alta de Europa.
Ahora bien, estos días con temperaturas inusualmente altas no solo afectan a la naturaleza, sino que también dañan el estado de salud física y mental de las personas.
Respecto a esto, un estudio llevado a cabo en España, que analizaba datos del período 1990-2004, concluye que el incremento de mortalidad durante los meses de verano es del 14,6 %. En ese sentido, cuando la temperatura máxima se incrementa 1ºC, la mortalidad aumenta un 3,3 %.
Las defunciones aumentan en el continente, debido a que el golpe de calor desencadena episodios fatales en personas que sufren determinadas patologías empeorando sus síntomas.
Según el estudio ‘Heat Waves and Cause-specific Mortality at all Ages’, realizado en Cataluña, las personas que se ven afectadas son principalmente pacientes con problemas psiquiátricos, pero también personas que toman medicamentos psicotrópicos (como enfermos de Alzheimer o demencia), adultos mayores y niños.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) también afirma que la mayoría de las muertes por calor se deben al agravamiento de enfermedades cardiopulmonares, renales, endocrinas y psiquiátricas.
Adicionalmente, la OPS advierte que el calor puede causar síntomas severos, como el agotamiento, una condición en la que la persona presenta pérdida del conocimiento y piel caliente y seca. Esto debido a fallas del organismo para controlar las altas temperaturas.
Otros síntomas leves incluyen edemas en miembros inferiores, erupción en cuello por calor, calambres, dolor de cabeza, irritabilidad, letargo y debilidad. Estudios anteriores ya han demostrado que el aumento de las temperaturas puede alterar los patrones de sueño, empeorar los estados de ánimo y aumentar el riesgo de suicidio.
Cabe resaltar que la respuesta al calor depende de la capacidad de adaptación de cada persona y los efectos graves pueden aparecer repentinamente, por lo cual es muy importante estar atentos a las alertas y recomendaciones de las autoridades.
Si bien todavía hay mucho que no se entiende sobre las complejas interacciones y los ciclos de retroalimentación entre el cambio climático y la salud mental, las personas deben estar alerta ante los peligros de estas alteraciones.
Las olas de calor y su impacto en la salud física y mental de las personas son un recordatorio de que lo mejor que se puede hacer es tomar medidas sobre el cambio climático.