En Latinoamérica han aumentado las tasas de obesidad, convirtiéndose en un factor de riesgo para numerosas patologías como las ginecológicas. Así, se han distinguido problemas de infertilidad y desarrollo corporal asociado al sobrepeso en el que esta entidad puede conllevar a una menarquia precoz por aumento de la masa grasa y mayor producción de estradiol en el tejido graso; mientras que en la adolescencia se puede producir disfunciones ovulatorias del tipo del síndrome del ovario poliquístico.
Diversos estudios epidemiológicos han demostrado que la obesidad está directamente relacionada con la mortalidad por cáncer de mama, predominantemente en mujeres postmenopáusicas. Curiosamente, la obesidad está inversamente relacionada con la incidencia de cáncer de mama en premenopausia, pero el ‘beneficio’ desaparece a partir de 10 años de la menopausia. En las mujeres postmenopáusicas la grasa es la principal fuente de estrógenos, el factor de riesgo modificable más importante para cáncer de mama en postmenopáusicas. En cuanto al cáncer de endometrio, el riesgo es tres veces mayor en mujeres con IMC >30 y también la ganancia de peso en la edad adulta supone un aumento del riesgo.
En la obesidad existe una asociación entre IMC e infertilidad demostrada en estudios epidemiológicos. Un análisis realizado en 597 mujeres diagnosticadas de infertilidad en siete clínicas de Estados Unidos y Canadá mostró que las mujeres obesas (IMC superior o igual a 27 kg/m2) tenían un riesgo relativo de infertilidad por anovulación de 3,1 comparadas con mujeres con peso normal. Asimismo, el estudio de la cohorte del Nurses’ Health Study mostró que un IMC superior o igual a 32 kg/m2 a los 18 años es un factor de riesgo para infertilidad por alteraciones ovulatorias, con un riesgo relativo de 2,7 comparado con mujeres con IMC de 20 kg/m229.
El síndrome del ovario poliquístico y la obesidad también se asocian frecuentemente; aproximadamente un 50% de las mujeres con este síndrome tienen sobrepeso u obesidad y la mayoría de ellas tienen un fenotipo normal. Los mecanismos patogénicos que asocian el exceso de grasa corporal y las alteraciones del sistema reproductor femenino no son bien conocidos. Las mujeres obesas, especialmente aquellas con obesidad abdominal, tienen resistencia a la insulina e hiperinsulinemia y este aumento de insulina a nivel del tejido ovárico puede favorecer el exceso de síntesis de andrógenos. También se ha visto en mujeres obesas menores cifras de las globulinas transportadoras de hormonas sexuales, de la hormona del crecimiento y de las proteínas transportadoras del IGF-I, y un incremento de las concentraciones de leptina. En mujeres embarazadas la obesidad se asocia a un incremento en la frecuencia de hipertensión, diabetes gestacional, embarazo múltiple, anemia y muerte fetal. La prevalencia de hipertensión se multiplica por 10 en embarazadas obesas. Se ha descrito también una mayor tasa de malformaciones congénitas, especialmente defectos del tubo neural. Además, las mayores dificultades en el manejo del parto llevan a mayores tasas de inducción y cesáreas.
La tarea que nos corresponde a los profesionales de la salud es realizar promoción y prevención en relación al consumo de una dieta saludable y actividad física periódica desde la infancia hasta la senectud. Como gíneco-obstetras advertir a nuestras pacientes acerca de las implicancias de la obesidad en su fertilidad, de los riesgos obstétricos y neonatales. En algunos casos, los endocrinólogos deciden que, además de cambiar la dieta y realizar ejercicio físico, es necesario completar el tratamiento con fármacos, que deben ser administrados con una dieta moderadamente hipocalórica y equilibrada.
Dra. Margarita Bautista Kiota
Gineco-obstetra
Profesora Asociada de la Universidad Peruana Cayetano Heredia
Coordinadora Académica de la Sección de Ginecología,
Obstetricia y Salud Reproductiva – UPCH
Jefe del Departamento Asistencial de Ginecología y Obstetricia
del HNAL