En los inicios de la práctica de la medicina, el lavado de las manos no siempre estuvo relacionado con el cuidado de los enfermos. El desconocimiento de las formas de transmisión de las enfermedades, de los microorganismos y de la importancia de la higiene como una medida profiláctica en la prevención de las enfermedades infecciosas convertía a la atención médica en una práctica insalubre en sí misma.
Los registros publicados sobre los enfermos y fallecidos en los hospitales de la Europa medieval, constatan que debido a las precarias condiciones higiénicas reinantes, las tasas de mortalidad presentes eran alarmantes, es por eso que los hospitales se ganaron el sobrenombre de casas de la peste.
1822: French, farmacéutico observa que las soluciones de cloro y sodio actuaban como limpiadoras, desinfectantes y odorizantes. Y es en 1825 donde proponían el lavado de manos para evitar las enfermedades pestilenciales.
1843: Oliver Wendell Holmes interpretaba que las manos podrían ser la causa de la diseminación de la fiebre puerperal.
1846: Fue el Dr. Ignaz Semmelweis, obstetra, quien en Viena asocia Fiebre puerperal, transmisión de partículas cadavéricas a través de las manos y su relación con la alta mortalidad materna. Su intervención es la primera evidencia de la importancia del lavado de manos en la prevención de la infección cruzada; su trabajo es considerado el primer análisis epistemológico.
1961: Se efectúan las primeras recomendaciones de lavado de manos para los trabajadores de Salud por el Sistema de Salud pública de E.E.U.U., indicándose que las manos del personal debían ser higienizadas con agua y jabón por 1 o 2 minutos antes y después del contacto con el paciente.
1975-1985: CDC y la Asociación de Profesionales de Control de Infección redactan las guías de lavado de manos hospitalario. Recomendaba el uso de soluciones antisépticas en determinadas situaciones y ante pacientes de riesgo.
Con el pasar de los años se ha demostrado con mayor énfasis la importancia del higiene de manos ya que es la medida más importante para la prevención y control de las infecciones. Esto es así porque la forma más frecuente de transmisión de microorganismos patógenos entre pacientes se produce a través de las manos del personal sanitario (transmisión cruzada). La “fuente” de estos microorganismos la forman no sólo los pacientes con infecciones producidas por estos microorganismos, sino también aquellos pacientes que están simplemente colonizados por los mismos (en la piel, aparato respiratorio, digestivo, secreciones, etc), es decir, que no muestran síntomas o signos de infección. Otra fuente de adquisición de microorganismos en las manos está dada por las superficies ambientales en contacto directo con el paciente infectado o portador (mobiliario cercano, aparataje, etc.).
Para evitar la transmisión de microorganismos entre personas debe utilizarse de manera adecuada un producto que produzca la eliminación de la “flora transitoria” (microorganismos que se adquieren tras el contacto con un medio contaminado y que contaminan las manos de manera transitoria; Ejemplo de estos: E coli, Pseudomonas, Serratia, Staphylococcus aureus, Bacillus gram negativos, Klebsiella pneumoniae y enterococcus.
Las joyas de los dedos y muñecas deben retirarse antes de la atención de los pacientes. El lavado de manos no remueve microorganismos debajo de las joyas, especialmente de los anillos; allí los microorganismos se acumulan durante el día con la frecuente atención de los pacientes.
Las uñas deben estar cortas y sin esmalte. Los gérmenes se desarrollan y acumulan debajo de las uñas largas. Las uñas artificiales no deben ser usadas, pueden albergar gran número de microorganismos y dificultar el lavado de manos efectivo. Las cutículas se deben cuidar igual que la piel de las manos ya que las bacterias pueden desarrollarse debajo o alrededor de las mismas.
Indicaciones:
Lavarse las manos con agua y jabón cuando estén visiblemente sucias o contaminadas con material proteináceo, o visiblemente manchadas con sangre u otros líquidos corporales, o bien cuando haya sospechas fundadas o pruebas de exposición a organismos con capacidad de esporular , así como después de ir al baño.
Aunque las manos no estén visiblemente sucias, utilizar preferentemente la fricción con una preparación alcohólica para la antisepsia sistemática de las manos, o lavarse las manos con agua y jabón.
Proceder a la higiene de las manos:
- a) antes y después del contacto directo con pacientes.
- b) después de quitarse los guantes.
- c) antes de manipular un dispositivo invasivo (se usen guantes o no) como
Parte de la asistencia al paciente.
- d) Después de entrar en contacto con líquidos o excreciones corporales, mucosas, piel no intacta o vendajes de heridas.
- e) al atender al paciente, cuando se pase de un área del cuerpo contaminada a otra limpia.
- f) después de entrar en contacto con objetos inanimados (incluso equipo Médico) en la inmediata vecindad del paciente.
- g) Después de toser o estornudar.
- h) Después de usar el baño.
Escribe:
Dra.Katherine Sánchez Castillo
Médico Infectologo
Universidad Central de Venezuela