Durante el periodo de vacunación contra la COVID-19, hemos escuchado y leído a diferentes medios de comunicación reportar sobre los principales efectos secundarios que las diferentes marcas de vacunas han tenido en la salud de las personas. No obstante, no hemos prestado la suficiente atención a las supuestas secuelas o alteraciones que ha producido la vacuna en la menstruación femenina.
De acuerdo a diversos testimonios de mujeres alrededor del mundo, ellas han sufrido alteraciones en su ciclo menstrual tras ponerse la primera dosis. Entre estas se encontraban sangrados más abundantes, adelanto o retraso del periodo, cambios en la duración o amenorrea. Asimismo, aunque suene increíble, incluso mujeres con menopausia habían vuelto a menstruar.
Para registrar e investigar estos acontecimientos, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) presenta periódicamente informes sobre los acontecimientos adversos notificados. Es decir, cualquier problema de salud que aparece después de recibir una vacuna, pudiendo estar causada por esta o no. Todos estos acontecimientos se estudian y analizan para confirmar si son producidos por el fármaco. En caso afirmativo, se incluyen en el prospecto y la ficha técnica.
Sin embargo, con los datos disponibles hasta ahora, no se había podido comprobar la hipótesis de una posible relación causal de los trastornos en el ciclo menstrual y la vacunación, debido a la falta de homogeneidad tanto en los síntomas como en los períodos de notificación.
Causas de los cambios menstruales tras la aplicación de la vacuna
Antes de establecer las causas, debemos tener en cuenta que los ciclos menstruales suelen ser irregulares. Aunque la aproximación del ciclo son 28 días, la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia considera normales ciclos entre 24 y 38 días, así como sangrados de hasta ocho días.
El aparato reproductor femenino está regulado por la interacción hormonal entre el hipotálamo, la hipófisis y los ovarios. Esta interacción se conoce como eje HHG. Existen, al mismo tiempo, factores que pueden influir en este sistema e interrumpir la liberación de hormonas como es el estrés de la vida diaria, el ambiente y la salud (por ejemplo, dietas muy extremas, ejercicio intenso, infecciones o medicamentos).
Por ello, los cambios menstruales pueden producirse por diversos motivos. En el caso de las vacunas, las de ARN mensajero (Comirnaty-Pfizer y Spikevax-Moderna) generan mucha actividad inmunológica y crean una respuesta inmunitaria muy robusta. Esto puede ser un factor estresante que ocasione ligeras alteraciones.
Hasta el momento, existe muy poca información al respecto y todavía faltan estudios para confirmar una asociación entre ambas variables. Por desgracia, la menstruación no suele ser una factor considerado en los ensayos clínicos. Uno de los motivos es que la mayoría de estudios, para evitar que se produzca el embarazo durante los ensayos, requieren que las mujeres tomen anticonceptivos de alta eficacia, habitualmente hormonales. En consecuencia, es muy difícil detectar variaciones menstruales durante el desarrollo de un fármaco, ya que sus ciclos son artificiales.