Una prueba que ha salvado millones de vidas a lo largo de la historia tiene de trasfondo una historia de amor de pareja entre George y Mary Papanicolaou, que a pesar de las adversidades lograron no solo construir un matrimonio de años, sino que descubrieron un test capaz de cambiar la vida de muchas personas.
¿Qué es la prueba del Papanicolaou?
La prueba de Papanicolaou es un examen para ayudar a prevenir y detectar temprano el cáncer de cuello uterino. El cuello uterino es la parte inferior del útero que se abre a la vagina. Durante el procedimiento, un profesional de la salud toma células del cuello uterino y las manda al laboratorio.
En el laboratorio, las células se revisan bajo el microscopio para observar si hay cáncer o signos de cáncer. Las células que pueden convertirse en cáncer se llaman precancerosas. El cáncer de cuello uterino se puede prevenir al encontrar y tratar células cancerígenas o que están en proceso de serlo. La prueba de Papanicolaou es una forma confiable de encontrar el cáncer en etapas tempranas, cuando es más fácil de tratar.
¿Cuál es la historia detrás de esta prueba?
El honrado doctor George Papanicolaou fue el creador de esta maravillosa prueba capaz de salvar millones de vidas y que lleva su nombre como prueba de su hazaña.
Él para ese entonces poco afamado doctor y querida esposa llegaron a EE. UU. como inmigrantes, escapando de su natal Grecia, con apenas 250 dólares en el bolsillo en el año 1913 con más dudas que certezas.
Su amada esposa era Andromachi «Mary» Mavrogeni, quien se convertiría además en su asistente de laboratorio y sujeto de investigación, para lo que a posteriori sería la prueba médica más importante del siglo para la medicina destinada a la mujer.
Sus comienzos en el país norteamericano lo obligó a tomar distintos trabajos lejos del apartado científico. Llegó a ser violinista en un restaurante en New York.
Finalmente llegó en 1929 a conseguir un empleo como científico en el Colegio Médico de la Universidad de Cornell. Donde en principio su trabajo no sería para nada aplaudido, por lo que la comunidad científica vería su trabajo con gran desinterés.
Amor y pruebas
A lo largo de todo, Mary estuvo allí, en casa y en el laboratorio. «Se hizo miles de pruebas de frotis durante unos 20 años más o menos, todos los días», asegura Olga, nieta del científico griego.
«A mi lado estaba mi querida esposa. Si pude lograr algo útil fue en gran parte gracias a su ayuda y devoción», reconocía Papanicolaou en su autobiografía.
Gracias al aporte de Mary Papanicolaou y de miles de mujeres estadounidenses que fueron voluntarias para los ensayos clínicos que fueron realizados recién en la década de 1950. «Les pagaban a las enfermeras un dólar de su bolsillo para que se hicieran una prueba de papanicolaou» afirma el científico en su biografía.
También Papanicolaou tuvo que luchar contra el Tabú que significa hacerse la prueba en ese entonces, pero sin duda alguna logró traer como resultado una de los mayores avances científicos en la lucha contra el cáncer para las mujeres.