El VIH significa virus de inmunodeficiencia humana. Este virus daña el sistema inmunitario al destruir el glóbulo blanco que ayuda al cuerpo a combatir las infecciones. Esto pone en riesgo a la persona de tener otras infecciones y enfermedades. A medida que el sistema inmunitario de la persona se debilita, esta se convierte en un estado de riesgo de poder contraer infecciones y cánceres que pueden ser mortales. Cuando esto sucede, la enfermedad se llama sida. Una vez que una persona tiene el virus, este permanece dentro del cuerpo de por vida.
Si bien no existe cura para la infección por VIH, se puede tratar con terapias antirretrovirales. Esta puede volver la infección por VIH en una enfermedad crónica manejable. También reduce el riesgo de transmitir el virus a otras personas. La mayoría de las personas con VIH viven una vida saludable y larga si reciben terapia antirretroviral lo antes posible y mantienen correctamente el tratamiento. Es muy importante el cuidado de estas personas con ellos mismos, tratar de, en lo posible, llevar un estilo de vida saludable y recibir atención médica regular puede ayudarle a disfrutar de una mejor calidad de vida.
Recientemente, se ha registrado un nuevo caso de curación. Por tercera vez, un paciente ha conseguido ‘vencer’ al VIH tras recibir un trasplante de células madre. Al igual que los casos similares en el 2008 en Berlín y en el 2022 en Londres, el trasplante ha conseguido eliminar por completo la infección en un ciudadano alemán que lleva cuatro años sin tratamiento antirretroviral y sin rastro del virus en su organismo.
La clave de la curación está en las importantes células que recibió en el trasplante. Estas células tenían una mutación -denominada CCR5 delta 32-, que confiere una especie de escudo frente al virus.
‘PACIENTE DÜSSELDORF’
El paciente tenía VIH desde el año 2008 y tuvo que someterse a varias intervenciones, en la cual, en 2013 se le designó el trasplante de médula ósea para tratar la leucemia mieloide aguda que padecía. Sin embargo, luego de cinco años de recibir el tratamiento, y tras haber sufrido varias complicaciones y dos recaídas, el paciente se estabilizó y los investigadores que seguían su caso decidieron retirarle el tratamiento antirretroviral.
Tras 48 meses después de abandonar la medicación, no hay virus en la sangre ni en los tejidos del paciente ni se ha producido en este tiempo ningún tipo de reaparición de la infección.