En base a evidencia científica, la inmunoterapia altera el curso natural de las alergias de un 40% a 70%.

El avance científico y la evidencia corroborada en la inmunoterapia específica con alérgenos han permitido a los especialistas en inmunología y alergia contrarrestar el desarrollo de dichas enfermedades respiratorias convirtiéndose así en un eficaz tratamiento de vanguardia para modificar el curso natural de la enfermedad y lograr una mejoría entre el 40% al 70% del trastorno, que incluyen entre sus males el asma y rinitis alérgica.

En la actualidad se usan 2 modalidades de inmunoterapia: subcutánea y sublingual. Ambas variedades terapéuticas son aplicadas complementariamente con el método farmacológico (antihistamínicos, corticoides intranasales, antileucotrienos) y un adecuado medio ambiente para el paciente con el fin de que cause un efecto positivo en la salud en un plazo que oscila de entre tres a cuatro años.

Los alérgenos que se presentan con mayor frecuencia en nuestra capital son los ácaros que están en el polvo doméstico (entre ellos, Dermatofagoides y Blomia), que ocasionan los síntomas de alergia respiratoria hasta en el 95% de pacientes. Combatir esta enfermedad resulta costoso ya que en los centros especializados, el proceso de inmunoterapia oscila entre S/. 150 a S/. 300.

El Jefe de la Unidad de Inmunología Clínica y Enfermedades Alérgicas del Hospital Almenara, el Dr. Javier Pérez Rojas, dio su opinión sobre el proceso. “A través de varios estudios que incluyen metanálisis, la inmunoterapia ha demostrado su eficacia tanto en rinitis como asma de causa alérgica. Mejora los síntomas y reduce el uso de medicamentos. La inmunoterapia es el único tratamiento que ha demostrado efecto inmunomodulador específico”, precisó el doctor.

En tanto, el empleo de inmunoterapia está condicionado. “Un médico debe seleccionar muy bien al paciente alérgico. El primer requisito para dar inmunoterapia es un diagnóstico exacto a través de una valoración clínica, apoyado por los exámenes de alergia, así también cerciorarse que el paciente cumpla con medidas de evitación y eliminación de alérgenos, y que haya cumplido un ciclo satisfactorio de tratamiento médico. Si pese a ello continúa con molestias, la inmunoterapia es una opción válida pues ha demostrado su eficacia clínica en varias revisiones de metanálisis, que aporta el mejor nivel de comprobación científica para adoptar la mejor decisión sobre el cuidado del paciente”, expresó Pérez Rojas.

Para el reconocido especialista, la inmunoterapia tomó importancia en los últimos 10 años debido a la mejoría en la calidad de extractos alérgicos estandarizados específicos llamados alergoides y a las formas de administración. “En mi experiencia, y en base a estudios comprobados, recomiendo la subcutánea al ser eficaz y práctica por aplicarse una vez al mes. La sublingual es más costosa e implica utilizarla día a día, lo que podría disminuir su adherencia”, indicó.

Por su parte, el especialista en alergia e inmunología del Hospital Rebagliati y Director de Alergomed, Dr. Juan Carlos Aldave, indicó que el objetivo de la inmunoterapia es conseguir un restablecimiento a largo plazo a diferencia del farmacológico cuyo fin es el control de los síntomas de la afección. “Recomiendo aplicar la inmunoterapia subcutánea que, unida a los fármacos, mejora los síntomas de la alergia respiratoria en un rango de 30% a 60%”, detalló.

Aldave también hizo hincapié en la importancia de que los extractos alergénicos utilizados en el tratamiento de inmunoterapia sean de calidad, seguridad y eficacia garantizada. “Esta dosis deberá contener exactamente la cantidad de proteínas que inducirá a un estado de tolerancia en los pacientes. En mi experiencia, receto a mis pacientes concentrados de alérgenos que se producen en laboratorios de España y se comercializan en Perú”, contó el especialista.

Sin embargo, el médico manifestó que un alergólogo podría realizar un extracto de la proteína del ácaro para aplicar inmunoterapia subcutánea pero corre el riesgo de que la esencia se contamine con microbios por no reunir los parámetros de excelencia que posee un laboratorio para una labor científica como implica hacer dosis de alérgenos. “Por ello, un tratamiento de inmunoterapia inadecuado podría ocasionar una infección en el paciente”.