Las vacunas son uno de los más importantes avances de la medicina moderna, la cual en la actualidad se basa en prevención. La forma como estas actúan, es trabajando en conjunto con nuestro organismo. Existen dificultades para encontrar estudios de inmunizaciones en estos pacientes, por diferentes causas, probablemente la más importante es el estado inmunológico del paciente, difícilmente un Comité de Etica permitiría estudios de este tipo, teniendo en cuenta los problemas que le podría acaecer al individuo del estudio. Otra causa es el número reducido de presentación de los diferentes tipos de inmunosupresión en la población general, de ahí que las indicaciones en este grupo de personas sean más teóricas.
Funcionamiento:
Las vacunas son antígenos de diferentes categorías, que inducen una respuesta en nuestro organismo (células B o T) creando anticuerpos, la cual nos crea una protección o inmunidad, que es específica y se mantiene en el tiempo. Estos antígenos pueden ser diferentes: a. Virus inactivados: son organismos muertos, por diferentes métodos, manteniendo su antigenicidad. Ejemplo: vacuna intramuscular contra la polio o vacuna Salk, influenza (trivalente o tetravalente) b. Virus o bacterias vivas atenuadas: en este caso son gérmenes que por el paso sucesivo a través ciertas técnicas hacen que pierda su virulencia pero continúan manteniendo su inmunogenicidad. Ejemplos: vacuna oral contra la polio o Sabin, la triple viral (sarampión-rubéolaparotiditis), varicela, rotavirus, fiebre amarilla, tuberculosis (BCG), vacuna nasal contra influenza. c. Toxoides y exotoxinas. Ejemplos: difteria y tétanos. d. Sub-unidades. Ejemplo: vacuna polisacárida contra el neumococo e. Sub-unidades conjugadas: Haemophilus influenzae B, Neumococo y papilomavirus. f. Antígenos obtenidos por ingeniería genética: donde se buscan determinantes antigénicos de alguna parte del virus o bacteria, para crear una vacuna que induzca una respuesta adecuada en el individuo. Ejemplos: Hepatitis A y B.
Inmunosupresión:
Como su nombre lo dice es el estado en el cual se encuentra el individuo, con defensas disminuidas o ausentes por diferentes motivos. a. Primarias (hereditarias, congénitas y genéticas): enfermedades que hacen que el individuo nazca con sus defensas disminuidas o que estas no existan, por ejemplo: deficiencias de células B o T, de complemento o fagocitos, etc. b. Secundarias (adquiridas): aquí podemos hablar de enfermedades que producen un deterioro o desaparición de nuestras defensas, siendo el caso clásico el VIH (virus de inmunodeficiencia adquirida). También en este punto se ubican las producidas por medicamentos, como inmunosupresores (tratamiento para cáncer, pacientes con enfermedades reumatológicas, pacientes posttransplante, personas con patología renal terminal y la utilización inmunoglobulinas como en el caso de enfermedad de Kawasaki, por ejemplo).
Inmunizaciones recomendadas en inmunosuprimidos:
Visto lo anterior las vacunas contraindicadas en los pacientes con problemas de inmunosupresión primaria, son las vacunas vivas atenuadas: polio oral o Sabin, triple viral (sarampiónrubéola-parotiditis), varicela, rotavirus, fiebre amarilla. Por la probabilidad que en el tiempo, pudiera mutar el germen, volviéndose virulento, caso específico y demostrado es la vacuna de polio oral. En los otros casos se han descrito casos raros de diseminaciones de enfermedades, principalmente en aquellas personas con déficits severos de inmunidad. Existiendo un grupo en el cual el estado inmunitario va a variar en el tiempo, por ejemplo: VIH con tratamiento o la utilización de inmunosupresores (transplantados o tratamientos reumatológicos), estos deben ser evaluados individualmente para dar una recomendación apropiada. Las vacunas que no son de este tipo (virus o bacterias vivas atenuadas), se pueden colocar sin temor; sin embargo hay que tener en cuenta que al existir en algún momento un déficit inmunológico pudiera crearse la falsa sensación de seguridad, por lo que es recomendable en estos casos medir los anticuerpos, para ver si se estos se encuentran en rangos protectores. También existen vacunas con mayor cantidad de antígenos para crear una mejor respuesta, porque se conoce que estas personas con alguna enfermedad, podría no tener una adecuada respuesta. Ejemplo es la vacuna para la Hepatitis B que se utiliza en pacientes en hemodiálisis la cual contiene una carga antigénica mayor.
Conclusiones:
Las vacunas vivas atenuadas no se deben colocar en pacientes con inmunosupresión primaria, debiendo conocerse que tipo de inmunosupresión presenta para decidir finalmente los casos en que se podrían colocar algunas. En el caso de pacientes con inmunosupresión secundaria evaluar el caso en forma individual, dependiendo del padecimiento, tipo y tiempo de tratamiento. Para colocarlas en las cantidades y momentos adecuados. Finalmente se deben inmunizar todos los contactos (hogar principalmente) en caso sea imposible inmunizar al paciente, para evitar que adquiera las enfermedades.
Dr. Eduardo Verne
Pediatra-Infectólogo
Médico asistente Departamento de Pediatría
Hospital Cayetano Heredia
Profesor Asociado-Jefe del Área Pre-Clínica UPCH