La ingeniería identifica y soluciona cualquier problema que tenga la sociedad. En esa dirección, la Ingeniería Biomédica, una especialidad donde se combinan la física, la química, la biología, la matemática, la ingeniería y la gestión, se enfoca en encontrar y resolver equis problemática del sector salud, mejorando la calidad de vida de la gente.

Dentro de esta carrera existen cuatro áreas: 1) Ingeniería Clínica, 2) Señales e Imágenes, 3) Biomecánica y Rehabilitación, y 4) Ingeniería de Tejidos y Biomateriales. La primera, gestiona la tecnología para optimizar procesos de salud; la segunda, produce la innovación tecnológica per se; la tercera, crea prótesis dinámicas para un discapacitado que, sumadas a un exoesqueleto, pueden brindarle una capacidad extra que antes no tenía; y la cuarta, elabora material compatible con el cuerpo humano a partir de un injerto de piel confeccionado con un elemento que posea una nueva propiedad antibiótica.

La Ingeniería Biomédica tiene más de un siglo de experiencia como ciencia 1, pero recién se estructuró por primera vez como carrera profesional en 1980 en EE.UU. En el Perú, desde el 2017 la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) y la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) se han unido para ofrecerla conjuntamente.

En ese sentido, la UPCH, líder en medicina, y la PUCP, adalid en ingeniería, tienen el propósito de construir una carrera excepcional que forme un profesional de excelente calidad. Con su unión institucional, han expandido sus infraestructuras para que sus alumnos se beneficien de los campus, los laboratorios, el profesorado y los convenios internacionales que tienen la una y la otra.

En nuestro país, desde hace veinte años se viene desarrollando tecnología biomédica como la burbuja neonatal, el ecógrafo, el equipo de rehabilitación de tejido y el sistema de realidad virtual que perfecciona la terapia para volver a caminar. Partiendo de esta premisa, se diría que la colaboración entre el ingeniero y el médico en el Perú es de larga data, donde el primero le ha generado al segundo una mejora en la forma en que diagnostica y enfrenta un problema de salud. En conclusión, se podría afirmar que existe una gran amistad entre el ingeniero y el médico, una amistad que está libre de celos y rivalidades profesionales.

En 1875 Richard Caton usó el galvanómetro para ver la electricidad al interior de un cuerpo y en 1901 se le otorgó el primer Premio Nobel de Física a Wilhelm Conrad Röntgen por inventar los rayos X.

 

Artículo escrito en colaboración con:

PhD Benjamín Castañeda

Coordinador de la Especialidad de Ingeniería Biomédica de la PUCP