Las emergentes alternativas terapéuticas en personas inmunocomprometidas, incluyendo a pacientes con cáncer y trasplantados, ha permitido prolongar la sobrevida en este grupo de personas; sin embargo predisponen al desarrollo de complicaciones infecciosas por las alteraciones inmunes secundarias postratamiento. Siendo las infecciones virales respiratorias una causa importante de morbilidad y mortalidad en personas inmunocomprometidas.

La afectación respiratoria viral en personas inmunocomprometidas puede deberse: (1) virus respiratorios adquiridos en la comunidad (VR-AC), que comúnmente pertenecen a las familias Orthomyxoviridae (Influenza), Picornaviridae (Rhinovirus) o Coronaviridae (incluye al SARS-CoV2 agente causal del COVID-19), entre otros; y (2) virus sistémicos, quienes se presentan principalmente por reactivación viral desencadenando enfermedad respiratoria, como el citomegalovirus. El enfoque del presente artículo está orientado a explicar algunos aspectos relacionados a VR-AC.

Primero, mencionar que las infecciones por VR-AC usualmente afectan el tracto respiratorio superior y se autolimitan; no obstante, esta forma de presentación clínica puede variar dependiendo del tipo de virus y el grado de “inmunocompromiso” de la persona, sea por enfermedad subyacente y/o terapia inmunosupresora. Ciertamente, pacientes inmunocomprometidos tienen mayor riesgo de progresión a neumonía (infección del tracto respiratorio inferior) y síndrome de distrés respiratorio agudo.

Segundo, la infección respiratoria en inmunocomprometidos puede no solo deberse a diferentes VR-AC sino también provocar co-infecciones con otros patógenos virales, bacterianos, micobacterianos o fúngicos (sobreinfección). Por tanto, el enfoque diagnóstico puede resultar complejo y desafiante para el médico tratante, debiendo considerar características clínicas, laboratoriales, imagenológicas y de alteración inmune subyacente que nos aproximen al patógeno(s) causante(s) (posible/probable), mientras se obtienen resultados microbiológicos y/o histopatológicos definitivos. Además, considerar la localización de la exposición (comunitaria o intrahospitalaria), estudios microbiológicos previos, uso de profilaxis antimicrobiana, entre otros. Para el manejo es importante el reconocimiento temprano, brindar los cuidados de soporte de acuerdo a gravedad y emplear antivirales recomendados para VR-AC.

Tercero, aunque la actividad anual de los VR-AC es variable, comúnmente causan brotes estacionales que predominan durante el invierno. La prevención es una importante estrategia, debiendo fortalecerse  mediante: (1) la vacunación contra virus de la influenza estacional (pero en inmunocomprometidos toda vacuna debe ser evaluado por su médico tratante), (2) higiene de manos y (3) etiqueta respiratoria (cubrirse al toser o estornudar), (4)  en ambientes hospitalarios, efectivizar las precauciones adicionales a las estándar, principalmente precauciones de gotas ante VR-AC (uso de equipo de protección personal), (5) valorar el aislamiento de pacientes y restricción de visitas con el propósito de prevenir la transmisión intrahospitalaria.

 

Escribe:

Dr. Julio Maquera Afaray
Especialista en Enfermedades Infecciosas & Tropicales (Universidad Peruana Cayetano Heredia)
Prevencionista de infecciones (St. Jude Children´s Research Hospital)
Instituto Nacional de Salud del Niño San Borja, Lima, Perú.