Toda persona posee una piel única gracias a los fototipos, que determinan su color y capacidad de adaptación a la radiación solar. En 1975, el dermatólogo estadounidense Thomas B. Fitzpatrick propuso una clasificación numérica de fototipos del I al VI, basada en el color de la piel, los ojos y el cabello.

Según esta clasificación, el Fototipo I corresponde a personas con una piel muy pálida con muchas pecas (pelirrojos). El Fototipo II presenta una piel clara que, aunque siempre se quema, puede adquirir un tono bronceado muy discreto. El Fototipo III le pertenece a una piel morena clara con igual de posibilidades de broncearse —solo en un término medio— como de quemarse. El Fototipo IV se halla en personas con piel morena, la cual nunca se quema y presentan un bronceado de tono intenso libre de pecas. Las personas con Fototipo V poseen una piel oscura, que tampoco se quema. El último de clasificación, el Fototipo VI, es atribuido a la piel negra. Esta nunca se quema y suele ser siempre muy oscura.

Los rayos UVA penetran en la dermis y son responsables de los efectos dañinos crónicos y progresivos: el proceso de oxidación con toxicidad indirecta; un posible cáncer; el daño a la DNA formando dímero de timidina; la alteración del ADN, las proteínas celulares y de las funciones inmunológicas en epidermis; además de participar en el envejecimiento y fotosensibilización.

Por su lado, los rayos UVB solo llegan a la superficie terrestre entre 2 a 5 %, dañando la epidermis y produciendo un eritema solar que ocasiona quemaduras mil veces más graves que las causadas por los UVA. Asimismo, estimula la pigmentación retardada (melanogénesis), produce la muerte a queratinocitos y condiciona la liberación de mediadores químicos de la quemadura solar. Debido a esto, es importante el uso de cremas con un adecuado factor de protección solar (FPS) de 30 a 50+.
Además, se deben considerar los elementos fotosensibilizantes como medicamentos y el uso de sustancias de aplicación tópica.

Un conocimiento correcto del tipo de fototipo que poseemos nos ayudará a evitar un potencial envejecimiento de la piel, la presencia de manchas marrones u oscuras en áreas expuesta, así como lesiones premalignas como las queratosis actínicas y el posterior desarrollo de cáncer de piel.

 

 

Dra. Victoria Morante Sotelo
Medico Dermatólogo
Presidenta del Circulo Dermatológico del Perú.