Desde que en el año 1983 se identificó al Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) como el agente causal del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), la comunidad médico-científica está en busca de una vacuna eficaz y segura contra este virus.

Los avances en el tratamiento de esta enfermedad mediante el uso de medicamentos antiretrovirales ha resultado en una marcada mejora en la morbimortalidad relacionada a VIH/SIDA. El tratamiento antiretroviral de gran actividad (TARGA) es eficaz en suprimir la replicación del virus, lo que conlleva a una mejoría del sistema inmune del paciente y una mejoría de su calidad de vida. La TARGA no permite la cura del VIH y su efecto se pierde rápidamente si el tratamiento se interrumpe.

Gracias al TARGA, el VIH/SIDA ha pasado de ser una sentencia de muerte para ser ahora una enfermedad crónica tratable. Un beneficio adicional del TARGA es que disminuye marcadamente la posibilidad de contagio a otras personas, lo cual hace factible pensar en controlar y eventualmente agotar la epidemia si se logra poner en tratamiento a la mayoría de personas infectadas con el virus. Sin embargo, se estima que globalmente mas de la mitad de las personas infectadas no están en tratamiento o no han logado suprimir la replicación del virus.

En el 2015 se estimó que por cada persona que inicia TARGA en el mundo hay 2 o mas que se infectan. Ello sustenta la necesidad de desarrollar métodos de prevención efectivos y que puedan implementarse a gran escala. Las vacunas son métodos de prevención que han permitido grandes avances en la salud pública, resultando incluso en la erradicación de algunas enfermedades como la viruela.

Los primeros esfuerzos para encontrar una vacuna contra el VIH se enfocaron en la inducción de anticuerpos neutralizantes contra glicoproteínas de la superficie del virus. Si bien en los estudios de fase 1 y fase 2 se lograron inducir esos anticuerpos con vacunas seguras, los estudios de eficacia mostraron que estas no protegieron contra la infección por VIH 1,2 . Se postuló que la altísima variabilidad del VIH le permite escapar de la presión selectiva impuesta por los anticuerpos. Adicionalmente se descubrió la existencia de una cubierta de carbohidratos (glicanes) que recubren los epítopes virales interfiriendo con la actividad de los anticuerpos.

Otros grupos de investigadores desarrollaron vacunas con una estrategia diferente que involucra el uso de vectores, tales como adenovirus atenuados, que llevan genes del VIH con los que se logra inducir linfocitos T citotóxicos4 específicos contra múltiples antígenos virales. Un estudio de eficacia mostró que era posible inducir linfocitos T citotóxicos específicos pero que ello no resultó en protección contra la infección por el virus.

Los esfuerzos no se detuvieron, y en el año 2009 se publicó el primer estudio que mostró un efecto protector estadísticamente significativo a partir de la combinación de dos vacunas para inducir tanto anticuerpos neutralizantes como linfocitos T citotóxicos . Con una eficacia de tan solo 30%, estas vacunas estaban aun lejos de ser herramientas que puedan aplicarse a nivel global, pero representaron un avance significativo. El análisis minucioso de las muestras de este estudio ha permitido grandes avances para entender los mecanismos de protección a nivel molecular.

Se lograron avances adicionales a partir de la identificación y estudio de personas que no se infectaban con VIH a pesar de estar expuestas al mismo. Se determinó que estas personas eran capaces de producir anticuerpos altamente eficaces que logran neutralizar una amplia variedad de cepas del VIH. El reto está en encontrar vacunas capaces de inducir este tipo de anticuerpos, demostrar que son seguras (que no causan efectos adversos serios) y que son eficaces para prevenir la infección por VIH.

La búsqueda de la vacuna contra el VIH continúa a partir de un mejor entendimiento de la interacción entre el VIH y el sistema inmune. Centros de investigación peruanos como las asociaciones civiles Impacta, Selva Amazónica y Vía Libre vienen participando como miembros de una red internacional de estudios de vacunas contra el VIH. Una vacuna eficaz y segura será la mejor herramienta para terminar con la pandemia de VIH/SIDA.

 

Dr. Alberto La Rosa Rodríguez
Médico infectólogo
Director de Investigación Terapéutica
Asociación Civil Impacta Salud y Educación
Miembro Titular de la Sociedad Peruana de
Enfermedades Tropicales e Infecciosas