Mariana de 75 años, era muy activa y lúcida. Se levantaba temprano para preparar el desayuno a Oswaldo su esposo, quien había sufrido un infarto cerebral.  Acudía al mercado y preparaba el almuerzo para todos en casa. Por las tardes iba al Club del Adulto Mayor y participaba en casi todas las actividades e incluso formaba parte de la directiva. Iba al taller de costura en donde ella misma enseñaba, otro día a clases de aeróbicos, tai chi e incluso a clases de tango, que impartía Mariano, un argentino jubilado que había sido campeón en el mismo Buenos Aires.

Llegó la pandemia y Oswaldo fue uno de los primeros infectados, se complicó, lo llevaron al hospital y empeoró. Necesitó una cama UCI que nunca llegó y Oswaldo falleció. Mariana ya no podía salir al mercado, mucho menos ir al Club del Adulto Mayor, lo que le ocasionó una fuerte tristeza. Se enteró del fallecimiento de otros compañeros del club y su tristeza aumentó, perdió el apetito y el sueño. Durante el día lloraba y dormía y no tenía ganas de hacer cosas, no se arreglaba más, no se teñía el cabello y no se aseaba. En una consulta virtual por zoom, un geriatra le diagnosticó Depresión. Recibió tratamiento y terapia psicológica. Comenzó a entender la situación por la que ella y muchas personas tuvieron que pasar. Hoy Mariana ha recibido sus 3 vacunas, está superando su duelo por la muerte de su querido Oswaldo y se comunica con sus amigos del Club a través del Zoom. Sale a caminar al parque con mascarilla acompañada de una sobrina. 

Han pasado 2 años de la aparición de la Covid 19, con un saldo muy triste. Muchos enfermos, fallecidos y personas con secuelas, los más perjudicados en esta pandemia, fueron los adultos mayores, los que más fallecieron, seguidos por las personas con comorbilidades como la diabetes, obesidad y enfermedades cardiacas. 

Esta pandemia nos reveló lo mal que funciona la salud pública en nuestro país, no hubo una buena atención para todos.  Al inicio una serie de errores como la prueba rápida que no sirve para el diagnóstico y confundió a muchos con falsos negativos, muchos con la enfermedad no fueron atendidos por creer que no tenían la enfermedad. Luego el cierre de la atención primaria dejando solo a los grandes hospitales, con camas UCI insuficientes. Pudimos ver de manera muy triste que los adultos mayores fueron marginados y discriminados para entrar a estas camas, pues primó el criterio de la edad. Muchos adultos mayores que no ingresaron a UCI eran válidos e independientes.

Que estos dos años de pandemia nos sirvan de lección. La pandemia no ha terminado, aún estamos saliendo de la tercera ola con la variante Ómicron, que es muy virulenta (contagiosa) pero poco mortal a nivel estadístico, en personas vacunadas. Definitivamente la pandemia nos cambió.

Rindo homenaje a todos los médicos y profesionales de la salud que perdieron su vida por esta pandemia, cumpliendo con su deber.  

 

Artículo elaborado por Carlos Sandoval para MÉDICA La Revista.

Médico Geriatra

CMP: 26547  RNE: 12137