Definida como la incapacidad persistente o recurrente de conseguir o mantener la suficiente rigidez del pene a fin de conseguir una relación sexual satisfactoria, la disfunción eréctil (DE) se encuentra en aumento a nivel mundial. En la función eréctil intervienen diversas causas físicas y psicológicas, por lo cual la alteración de uno o más factores puede llevar a la DE. Así, podemos clasificarla en orgánica: estas pueden ser secundarias a lesiones vasculares; psicógena: debido al bloqueo central del mecanismo eréctil sin lesiones físicas; y mixta: por razones que combinan factores orgánicos y psíquicos.

Por un lado, en jóvenes, menores de 45, es más frecuente por traumas locales, uso de sustancias psicoactivas y psicológicos; por el otro, en adultos, suele suceder por enfermedades metabólicas y hormonales, cirugías pélvicas, insuficiencia vascular o tabaquismo. Por ello, la DE se debe ver más como un síntoma que como una enfermedad. Un tratamiento integral no solo trata los síntomas sino que busca llegar al origen. Lo primero es corregir los estilos de vida: adoptar una día a día saludable, evitar el estrés, comidas ricas en grasa y consumo de drogas.

Generalmente los médicos dan tratamientos que mejoran la erección como los Inhibidores PDE5, estos bloquean la acción degenerativa de las células musculares lisas que recubren los vasos sanguíneos que suministran al cuerpo cavernoso del pene. En última instancia, la cirugía de prótesis peneana con la cual se obtiene una erección permanente pero maleable o una erección a voluntad.

En conclusión, un buen diagnóstico, tratamiento completo del paciente corrigiendo estilos de vida como sedentarismo, drogadicción, malos hábitos alimenticios y enfermedades de fondo, harán que el tratamiento de la DE sea un éxito.

 

 

Dr. Jorge Saldaña

Médico Cirujano Urólogo

Maestría en Epidemiología Clínica por parte de la Universidad Particular Cayetano Heredia.

Certificado por American Medical System