Las enfermedades infecciosas emergentes ha generado la alerta de los sistemas de salud mundiales en las últimas décadas.
Los coronavirus son una familia de virus ya conocidos que causan infecciones respiratorias e intestinales en animales y humanos. Algunos coronavirus que afectan al humano, han tenido origen a partir de animales hacia el hombre. Se clasifican en cuatro géneros: alfa, beta, gamma y delta. Los que afectan al humano son alfa y beta coronavirus. No se consideraron altamente patógenos para el hombre hasta el brote del síndrome respiratorio agudo severo (SARS) en 2002-2003, que se asociaba a una mortalidad del 10 %. Años después, el coronavirus del síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS-CoV) surgió en los países del Medio Oriente con una mortalidad de aproximadamente 35 %.
El 31 de diciembre de 2019 se comunicaron a la Organización Mundial de la Salud (OMS) 27 casos de una nueva forma de neumonía, en algunos casos severa, asociados en su origen a un mercado de comida y que vende animales vivos en Wuhan, provincia de Hubei, China. A partir de esta fecha, los casos fueron aumentando gradualmente. En un tiempo breve, se pudo definir que se trataba de un nuevo betacoronavirus, 70% semejante al SARS-CoV y fue denominado por la OMS como Nuevo Coronavirus (2019-nCov). Por su parecido al SARS del 2002, actualmente se le ha acuñado el nombre de SARS-CoV-2 y a la enfermedad infecciosa causada este nuevo coronavirus se le denomina COVID-19, caracterizada por tos, fiebre, dificultad para respirar y en aproximadamente el 20 % de los casos, la presentación es grave.
El virus se ha identificado en aproximadamente 80 países, en prácticamente todos los continentes, afectando cerca de 100 mil personas con más de 3000 muertes y una tasa de mortalidad del 3-4 %. El primer país en América Latina en confirmar un caso fue Brasil, siguieron México, Ecuador y República Dominicana.
El SARS-CoV-2 no es un virus totalmente nuevo, si no uno con diferencias respecto a otros similares. Predecir la evolución de una enfermedad infecciosa no es tarea fácil. Sin embargo, lo esperado es que haya más casos y mayor extensión en Latinoamérica. Afortunadamente la mortalidad no ha sido alta, pero debemos continuar con medidas preventivas a nivel comunitario y en los sistemas de salud; con esto esperemos que la evolución sea como el otros virus respiratorios, sin llegar a grandes magnitudes.
Escribe:
Dr. Edgar Pérez Barragán
Médico Internista e Infectólogo
Miembro de la Sociedad de Investigación y Docencia en Virología e Infectología de México