Un tratamiento se está abriendo paso en medio de la desesperación por la búsqueda de una solución médica ante el nuevo coronavirus. Dentro de la conmoción vivida de manera mundial, diversos grupos de profesionales de la salud se ven apostando por una antigua técnica conocida: El plasma convaleciente, significando que los pacientes recuperados de COVID-19 necesitan donar sangre.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) ya autorizo, desde las primeras semanas de abril, el uso del plasma convaleciente para la creación de globulina hiperinmune y su aplicación en pacientes graves de coronavirus. Stephen Hahn, comisionado de la FDA, señaló en un comunicado que “esta es un área importante de investigación: el uso de productos hechos de la sangre de un paciente recuperado para tratar potencialmente el COVID-19”.
Esta técnica ya había sido usada durante la gripe española de 1918, contra el síndrome respiratorio agudo grave (SARS) en el 2003 y contra el síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS) en el 2012. Esto no significa que sea un tratamiento definitivo, solo se han realizado estudios en casos directos, sin grupos de control, por ello se convirtió en una prueba anecdótica.