Vivir nuestra sexualidad implica ser responsable para que cada experiencia resulte segura. Los métodos más convencionales y sugeridos para la prevención de enfermedades de transmisión sexual (ETS) o embarazos no deseados, son el uso de preservativos como condones diseñados para mujeres como para hombres. 

No obstante, existen soluciones diseñadas para la reducción de contraer enfermedades venéreas como el VIH. Uno de ellos es la Profilaxis Pre-exposición —conocida por sus siglas en inglés como PrEP— cuyo efecto actúa de modo que ofrece hasta un 99% de protección post actividad sexual de riesgo.

Esta alternativa puede ser administrada mediante la vía oral e intramuscular. Sin embargo, los fármacos vía oral son los más comunes dirigidos para este tratamiento. La característica de los medicamentos son dos tipos de antirretrovirales como la tenofovir y emtricitabina, los cuales pueden ser adquiridos como Truvada en los centros farmacéuticos. 

Es importante indicar que la PrEP sólo puede aplicarse bajo determinadas circunstancias. Por ejemplo, quien se ha realizado un descarte para VIH y su resultado ha sido negativo, considerándose además el evento en el que la persona manifieste tener una vida sexualmente activa y que, por consiguiente, impliquen prácticas de riesgo. En estos supuestos, la persona se encuentra apta para recibir el tratamiento preventivo, de acuerdo con Carlos Cáceres Palacios, médico investigador y Director del Centro de Investigación Interdisciplinaria en Sexualidad, Sida y Sociedad (CIISSS) de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH). 

En 2018, el Ministerio de Salud de Perú (MINSA) implementó el PrEP desde mediados de mayo. Alrededor de 1 mil 800 personas accedieron a este tratamiento en el país, siendo después de países como México y Brasil, el tercero de la región en incorporar dicho método. 

Según datos del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida, para finales del año 2016 había un cálculo estimado de 100 mil personas que pudieron recibir PrEP en América