La viruela del mono es una enfermedad viral, rara y endémica presente principalmente en algunos países africanos. Sin embargo, hasta la fecha, decenas de casos de esta afección han sido confirmados en diversas regiones fuera del continente: Estados Unidos, Canadá, varias naciones de Europa, Perú, Brasil, Chile, entre otros.

Esta enfermedad se puede propagar a las personas cuando entran en contacto físico con un animal infectado. Los animales que hospedan este virus pueden incluir roedores o primates.  Así lo informa la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Por ese motivo, para reducir el riesgo de contraer la viruela del mono a través de los animales es necesario evitar el contacto sin protección con aquellos que están enfermos o muertos. Esto incluye su carne y sangre, informó la ONU.

Ahora bien, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la viruela del mono también puede transmitirse de persona a persona a través del contacto estrecho con secreciones de las vías respiratorias o lesiones cutáneas de un infectado, o con objetos contaminados recientemente.

La transmisión de la viruela símica a través de gotículas respiratorias suele requerir un contacto cara a cara prolongado, lo que aumenta el riesgo para los profesionales de la salud, los miembros del hogar y otros contactos estrechos de casos activos. Así lo afirman los CDC.

En ese sentido, para disminuir el riesgo de contagio, la ONU recomienda limitar el contacto con personas que sospechen tener la dolencia o sean casos confirmados.

Los trabajadores de la salud o las personas que viven junto a pacientes infectados deben motivar a los contagiados a aislarse y cubrir cualquier lesión en la piel. La máscara médica será un elemento crucial cuando se esté físicamente cerca de ellos, especialmente si tosen o tienen lesiones en la boca, explicó la ONU. 

Esta entidad también recomienda evitar el contacto piel con piel, lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón o usar un desinfectante para manos a base de alcohol, especialmente después de haber entrado en contacto con la persona infectada o con su ropa (incluyendo sábanas y toallas) u otros elementos o superficies que haya tocado o que puedan haber estado en contacto con su sarpullido o secreciones respiratorias (por ejemplo, utensilios o platos).

Es importante que se lave la ropa, las toallas y sábanas de la persona contagiada y los utensilios para comer con agua tibia y detergente. Asimismo, es necesario desinfectar cualquier superficie contaminada y eliminar los desechos contaminados de manera adecuada.

Si existe sospecha de contagio es requerido acudir a los centros de atención y consultar con un especialista. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la vigilancia y la rápida detección de nuevos casos son fundamentales para contener los brotes epidémicos.