La Toxina Botulínica de tipo A ha sido el procedimiento cosmético más popular en USA con 6,6 millones de inyecciones solamente en el año 2014, desde su aprobación por el órgano de control de alimentos y medicamentos (FDA) de los Estados Unidos de Norte América en 1992.
La toxina botulínica es una sustancia paralizante producida por la bacteria Clostridium botulinum, causante de la enfermedad del botulismo. El Clostridium botulinum es una bacteria aneróblca, gram positiva, formadora de esporas y que está ampliamente distribuida en el suelo y el agua, que produce varias neurotoxinas, entre ellas la toxina botulínica.
Desde su descubrimiento en 1897 hasta su uso como agente terapéutico en 1977, la toxina botulínica pasó de ser un veneno a un agente clínico; comenzó a utilizarse en oftalmología como un tratamiento del blefaro espasmo y estrabismo, donde notaron que producía una disminución de las arrugas faciales en el área tratada, entonces pasó a ser utilizado por los Dermatólogos.
El mecanismo de acción de estas toxinas es bloquear la liberación del neurotrasmisor acetllcohna, responsable por la contracción muscular, secreción salivar y de las glándulas sudoríparas, lo que ocasiona la parálisis temporal de los fascículos musculares tratados.
Cuando la toxina es aplicada directamente en el músculo responsable de las arrugas de expresión, causa su relajamiento temporal y esta desaparece o se atenúa, proporcionando al rostro una apariencia más rejuvenecida.
Otras indicaciones buscan elevar las comisuras labiales, tratar la sonrisa gingival, algunas veces se consigue elevar un poco la punta de la nariz, atenuar las arrugas de peribucales y del mentón, y el tratamiento de la hiperhidrosis palmar o axilar (sudoración profusa), etc.
La inyección de la toxina botulínica se realiza previa anestesia tópica de 20 a 30 minutos antes y/o aplicación de hielo local. El efecto empieza a evidenciarse a partir del segundo o tercer día, alcanza su pico máximo, aproximadamente entre 7 a 14 días de la aplicación y se mantiene uniforme por 3 a 4 meses en que declina hasta desaparecer semanas después. Los efectos son totalmente reversibles, una vez terminado el efecto de la toxina botulínica, los músculos recuperan su actividad, después de los 4 meses y el paciente vuelve a su aspecto inicial.
Dr. Edwin Vásquez
Especialista En Cirugía Plástica
Miembro de la Sociedad Brasilera de Cirugía Plástica
Miembro de la Sociedad Peruana de cirugía Plástica
Miembro de la Sociedad Iberolatinoamericana de cirugía Plástica