Antes de la implementación del tratamiento antirretroviral en Perú, había un 30 % de bebés infectados por la transmisión vertical (madre-hijo) del VIH; en la actualidad, esta forma de contagio se redujo a 5 % gracias a la evolución del tratamiento, aunado a la indicación de la cesárea en el nacimiento y a la suspensión de la lactancia materna.
Definitivamente, es la mejor estrategia para reducir la transmisión vertical del VIH, pues al ingresar a la gestante al sistema de salud se puede hacer un adecuado seguimiento para prevenir la infección en el niño.
Sin duda, Lima tiene los mejores resultados debido a que los hospitales cumplen con estos protocolos, facilitando un diagnóstico y tratamiento oportunos; sin embargo, a nivel regional, todavía hay barreras que no permiten cumplir con el reglamento, causando que, en ciertos lugares, la transmisión vertical del VIH sea mayor al 6 %. Por otro lado, la población adolescente también es afectada por el virus, pero las leyes peruanas, en muchos casos, no permiten un diagnóstico adecuado.
Desde el primer tratamiento antirretroviral para gestantes, pasando por la implementación por parte del Minsa de las Normas técnicas de salud para la profilaxis de la transmisión madre-niño del VIH y la sífilis congénita, el Instituto Nacional materno Perinatal (INMP) ha podido medir el impacto que estos tuvieron sobre la incidencia de la infección. En 1996, cuando se inició el tratamiento sobre la base de una sola droga antirretroviral, la infección en infantes era de 10 0/0; hoy, en el INMP no vemos criaturas infectadas desde el 2013, puesto que con los tres fármacos dados por el protocolo actual (tenofovir, lamivudina y efavirenz) la disminución fue notable.
El protocolo que se viene preparando para el 2018, evalúa un cambio en las drogas que se le da a la madre y al niño, tomando en consideración las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que incluye la necesidad de entregar a la gestante la misma fórmula terapéutica que usa la población que vive con el VIH, siempre que esta no
origine un daño en ella o el bebé y permita una reducción importante de la carga viral. Felizmente, los antirretrovirales han evolucionado y solo algunos de ellos pueden causar algún tipo de daño.
El trabajo constante realizado por las Estrategias de Prevención y Control de VIH, E TS y Hepatitis y de la de Salud Sexual y Reproductiva, junto al apoyo del Fondo Mundial para la lucha contra el VIH/sida, la tuberculosis y la malaria, introdujeron el 2004 las pruebas rápidas de diagnóstico para la futura madre, permitiendo el manejo oportuno, pues ya no era preciso esperar el resultado de un test de Elisa para iniciar el tratamiento. De la misma manera, la introducción del tratamiento antirretroviral de gran actividad hizo que la reducción de la transmisión madre-hijo del VIH sea impactante.
Por otro lado, los programas de sensibilización continua y el cambio generacional en el personal médico permitieron que estos conozcan más sobre el VIH, brindándole a la mamá infectada un trato no discriminatorio. Esto contribuyó, además, a que la disminución del porcentaje de transmisión vertical se redujera en cifras e incrementar la calidad de la atención.
Pese al duro trabajo llevado a cabo hasta el momento, existe todavía un porcentaje importante de mujeres que llegan tarde al control prenatal y que, por lo tanto, no pueden ser atendidas oportunamente. De resolverse este problema, entonces sí se llegaría al 2 % esperado.
Llegar a la meta internacional de menos del 2 % es una tarea que requiere un seguimiento a las embarazadas, ir hacia ellas, diagnosticarlas y entregarles lo necesario para iniciar el tratamiento.
Chile y Colombia están a punto de llegar a la meta; en cambio, a nosotros aún nos falta un 4 % que, con una buena intervención en cinco años, se alcanzará.
Dr. Carlos Velásquez Vásquez
Pediatra del Instituto Nacional Materno Peirinatal (INMP)
Asesor de la Dirección de Prevención y Control de VIH, ETS y
Hepatitis del Ministerio de Salud (Minsa)